Sentido común más bien diría yo. Si no va a existir recompensa o retribución, ¿por qué esforzarse?
Esos afanes de hacer lo mejor por el simple hecho de una satisfacción amateur creo que no lo asume ni el fútbol, menos en el ámbito económico, de entrepreneurs (solo porque suene más sofisticado porque haciendo este paréntesis nada nuevo hay bajo el sol, lo mismo y lo mismo en conceptos y en ideas que quieren sonar vanguardistas y la única salida que encuentran estas “nuevas” tendencias es poner un epíteto que ni siquiera llega a anglicismo) y otras concepciones que parecen más estéticas que éticas.
Y ni eso, entre el ser y aparentar… Esto último, precisamente, es lo que se ve en esta virtualidad que estamos viviendo, a veces no con tanta claridad en todos los ámbitos donde influye incluso la definición de las cámaras que son el intermedio de presentación, con esto y con tantos filtros, lo que realmente se ha hecho puede ser cualquier adefesio que con juegos de luces, destellos y artificios parece un esplendoroso trabajo que no ha conllevado el mínimo esfuerzo.
Y pienso, para qué querrán ahorrarse o extraerle tiempo al tiempo, ciertos escolares que involucran el mínimo esfuerzo en casi todo.
Ver un palmo más allá de las narices parece inverosímil, esta situación es presta a vernos individualizados, en un cubículo aislado del mundo, donde todo se ve de lejos e incluso ese hilo de conectividad, que nos mantiene unidos, no es tangible.
¿Y el mínimo esfuerzo?
¿Será un rasgo de inteligencia superior porque posiblemente habremos creado y configurado todo para que con una sola orden a Alexa se haga en un dos por tres?
Realmente espero que la Ley del mínimo esfuerzo no se aplique solo para cumplir, o porque ha dejado de interesarnos comprometer nuestros conocimientos, ingenio, habilidades y destrezas, ¿o simplemente será que no los tenemos?
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