Hay cada nombre gracioso que se les ocurre a estos chicos.
Iniciados en el arte de aprender este juego de mesa, no hay
duda que es de mesa, porque se instala en la mesa del comedor.
Podrá ser de estrategia, pero esto aún no está plenamente
concienciado. Por ahora es un juego y así está bien, mientras se va aprendiendo
los movimientos de cada pieza y las reglas circundantes.
Nos gustó eso de “ficha tocada ficha jugada”, no me explico
bien cómo lo entendieron los chicos, y si lo consideraron como una ventaja.
Un aspecto que no puede evadirse, aunque no siempre sea fácil
de aceptar, sobre todo cuando son tres veces consecutivas y parece que por más
esfuerzo que haga no logra superar a la hermana mayor.
Si es una contienda, habrá un ganador, y por ende, habrá un
perdedor. He visto que si pasa una vez es aceptable, con dos es tolerable, pero
con tres ya viene el lamento y se acaba el juego.
También hay sorpresas y ocurrencias. Nico ganó una partida de ajedrez
con jugadas aprendidas en un video. Vale aplaude cada vez que se “come”
una pieza, no importa si es del contrincante o de ella, igual aplaude.
A mí me causa gracias y festejo cuando se refieren a una u
otra pieza con un nombre asociado. Así, entre alfileres y peatones, disfrutamos
aprendiendo sobre el cuadriculado tablero.
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