Mi nombre en letras doradas

Mejor que eso, fue como si estuvieran bordadas con hilos de oro, porque ahora sí se notó que estaba más que empoderado en su misión iniciática en estos asuntos de la escritura. 

Fue con conocimiento de causa y campaña de expectativa incluida, mientras daba los toques finales a su obra de arte. Me dijo que me preparaba una sorpresa, pero que no esté fisgoneando porque si no, no sería sorpresa, además solo le faltaba un ratito más para dejar todo listo. 

 Hay que ver que cuidó la forma tanto como el contenido, se nota que puso en juego algo más que el esfuerzo. 

La sorpresa vino primorosamente envuelta en un sobre de cartulina verde, con cuatro pedazos de cinta adhesiva, uno por lado, dejando uno abierto, si no ¿de qué otra manera podría obtener el mensaje? En el lomo del sobre, mi nombre y el de él enlazados con una hermosa conjunción –y- o era –i-, posiblemente para evitar tal incertidumbre y reforzarla puso las dos juntas -Yi-. 

¡Y mi nombre! no era para menos mostrarse orgulloso porque escribió mi nombre con hermosas letras de lápiz que para mí brillaron más que el oro. Eso fue solo el preámbulo… Mientras sacaba el mensaje, sus ojitos pasaban rápidamente del trozo de papel -con el preciado mensaje- a mi cara que se llenó con la luz de sus trazos. 

Gran sentido del uso del espacio, me dije; bien manejadas las proporciones corporales; buena simetría con el uso de los elementos complementarios, porque estoy con las estrellas, así de alto como ellas; y estoy rodeada de corazones, qué más podría desear. 

 Ni qué decir. Mi orgullo sobrepasó al del artista.

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