Impulsando el deporte escolar


Soy madre pro wellnes, ahora que esta palabrita en inglés parece ser la tendencia, y es cuestión incluso de honor subirse a la ola o dejarse arrastrar por ésta.

Como madre en pro del bienestar, claro que apoyo la cultura física, solo para aclarar, no es culto al físico; y como todo lo que se enseña, para que realmente cale en el alma y espíritu y también en el cuerpo del educando, hay que enseñar con el ejemplo, y en eso parece que coincidimos la mayoría de padres y madres de familia del colegio de mis chicos.

Organizamos un grupazo, a mi parecer, por el tamaño mas no por el impacto que pudiera haber causado, porque nos unieron tres niveles de dos paralelos cada uno, o sea, seis grados. Con buen ánimo se armaron dos equipos de fútbol, dos de básquet, varios de ecuavoley, par de parejas de tenis y hasta un grupo de maratón.

Con buen talante se armó el grupo en wahtsApp, interminables mensajes de opiniones de los atletas y deportistas decidiendo los colores de la camiseta que se defenderán con honor hasta que quedó definida o más bien indefinido color difuminado o en degradé para que suene a diseño, lo cierto es que no era ni uno ni otro color; pero en fin fue la decisión de todos los participantes, eso creo.

Y el desfile, con nombre, consignas, madrinas y todo lo reglamentario que se acostumbra en estos casos, porque la competencia inicia desde antes que se establezcan los horarios de juegos.

Primer día de inauguración con desfile incluido, se dieron los animados cotejos de padres, y hablo más de este protagonismo, porque el de los chicos hasta queda opacado con toda la parafernalia que se despliega en artefactos tecnológicos, deportivos, ungüentos para protegerse de todo hasta de la mala suerte, y eso que aún no hablo del juego en sí, porque ahí es cuando se lucen las fintas, amagues, pases certeros, puntos logrados....
En fin una fiesta.

Pero los encuentros continúan y se van agendando semana a semana, ahí es cuando el espíritu deportivo parece no haber estado muy fortalecido. Después de un par de semanas transcurridas de lo que les cuento, ahí les copio unos mensajes:

- Mi camiseta no hay hasta ahora.
- Debo ir nunca me alejaré de mi grupo.
- No es necesario pero se verá elegante estar acompañados por nuestros hijos.
- Creo que nos comprometimos y debemos ser de palabra respecto al tema.
- Se perdió porque no se completó los jugadores.
- Yo no puedo papitos, mil disculpas.
- Fuimos pocos, y para colmo nos descolaron en básquet.
- Yo juego de todo.
- Me lesioné el pie con un esguince no puedo hacer ejercicio ni caminar mucho.
- Vamos con ñeque a representar a nuestros campeones.
- Papitos disculpas no puedo asistir tengo visita al médico con mi hijo.
- Disculpen no voy a poder ir mañana, mi perrita está en emergencias.
- No hay equipos, yo no soy de ninguno pero jugué todos los partidos.
- Cuenten conmigo esta semana sí voy.
- Papitos ¿donde están? yo no veo a nadie.

Cierto es que hay otras ocupaciones, y también es cierto que el vigor, la fortaleza y hasta la salud van mermando con los años, sean pocos o muchos, y también es cierto que lanzarse a jugar sin tener costumbre de hacer ejercicio es un verdadero peligro.

Es fácil observar y criticar, y hasta reírse de lo que pasa; pero para que conste que no soy simple observadora y que hablo con conocimiento de causa, y consciente además de mis capacidades y tiempo, me inscribí en la minimaratón, una vez y listo.

Comprometerse para lo que no se puede cumplir, no es afín con el lema de comenzar a triunfar, a mi modo de ver. Bien vale eso de "para qué invita si no tiene posibilidades", por algo alguien también dijo que de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno.

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