No es de ahora, posiblemente comenzó antes de que comiencen
a caminar, porque a veces sin que me dé cuenta aparecían productos que yo no
había elegido; desde entonces esas inquietas manos me ayudan a hacer la compra
semanal.
Es tal el interés que cuando no les llevo me cae el reclamo,
incluso cuando no les he llevado al mercado shopping, como le bautizó a la
feria dominical chico Nico.
Como madre preocupada por la buena nutrición tardo en leer
ingredientes, ver el semáforo de grasa, azúcar y sal, en las etiquetas, pero
también les dejo cierta libertad para que mis ayudantes tomen lo que les gusta.
Un par de golosinas no les hará daño, pienso; lo bueno es que mis chicos no
eligen golosinas azucaradas, con trabajo y esfuerzo a veces llegan a comerse un
caramelo entero, la mayoría de las veces los dulces se quedan a medio comer,
pero sí les gustan las cosas de sal: papitas, nachos, rosquillas y otros
bocaditos.
Cuando llego al pasillo de los ‘snacks’ -porque así se entiende
mejor ¿cierto?- les suelto y les digo: ya, cojan lo que quieran, pero solo lo
que vayan a comer, porque ya me ha pasado que toman cosas que después de darle
una probada no es del agrado de estos infantiles gustos y a mí me toca
acabarme.
No es más de un minuto, al puro estilo de agarra lo que
puedas, para que salgan en desaforada carrera tomando cosas de la derecha, de
la izquierda, de arriba y de abajo, y el carrito que llevo queda inundado de
fundas de papeles brillantes que quién sabe qué elementos nutritivos contendrán.
La nutrición al tacho, lo que acapara la atención de los
pequeños son las promociones, pero no las de dos por uno o de descuentos en los
precios, sino esas que tienen ‘stickers’, pulseras de colores
fosforecentes, imanes con imágenes de los personajes de la película del
momento, pequeños robots de plástico, crayones, cartucheras y más elementos que
una vez abiertos y vistos quedan listos para ir al montón de cosas inservibles.
Este ´merchandising´ sabe a dónde apunta, segurito los
expertos mercadólogos estarán felices de haber llegado a su ‘target’, bien traducido
está el haber dado en el blanco con gran certeza.
Finalmente ya en la caja cada uno está listo con su funda
para atrapar las valiosas mercancías como botín de pirata. Esas caras de
alegría son las que siempre me ganan ¿cómo dejar que estos pequeños se pierdan
la compra semanal?
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