¿Qué se podía esperar de un travesuro?
Posiblemente ya esté acostumbrada a tomar su mano apenas intenta alejarse a más de 30 cm de mi radio de seguridad, aunque sea a regañadientes; también a girar como movida por un resorte cuando veo que rueda sobre una superficie que va llegando a su filo, o a saltar de mi asiento sin importar con quien esté hablando si veo que se trepa a la mesa y comienza aponerse de puntillas para alcanzar algo.
Hay videos graciosos de los reflejos que vamos desarrollando los padres que incluso sin regresar a ver atrapamos a los peques en el aire para que no den con su osamenta en el suelo.
¿Y qué hacer cuando no estamos cerca? ¿quién va a estar pendiente de sus movimientos?
Pues, ya nadie, tanto como los padres. Posiblemente es hora de que vaya creciendo y no solo físicamente, que aprenda a cuidarse a sí mismo, a volverse más cauto, a tomar conciencia de lo que puede pasar por no tener cuidado, y aunque suene arcaico creo que a chico Nico le tocó aprender a golpes que no solo le duelen a él sino también a quien no se encuentra en ese momento a su lado, como yo.
Aunque es conocida su fama de travesuro, que es sinónimo de quien no está quieto, fue una sorpresa que me llamen del colegio a contarme que se golpeó en los juegos infantiles y que está con un chichón, pero que no es grave y ya está tranquilo. Con toda la información de golpe,ahora que viene a colación, no me dio ni tiempo de reaccionar ante cada palabra comunicada.
No fue sino llegar a casa para ver en vivo y en directo al afectado con cara de acontecimiento, seguida de alaridos más que por el dolor, por el frío del hielo que se aplicaba; entre remedios médicos y caseros se logró rebajar la hinchazón y dejar algo de calma para este travesuro que quedó con la sensibilidad a flor de piel y con las piernas de gelatina, como dice la profe Consuelito, porque al otro día se volvió a resbalar, pero esta vez solo un resbalón sin consecuencias.
Pero, ¿cómo retar a quedarse quieto a este inquieto?
Con él no es posible entrar a una tienda o almacén sin que ponga nerviosa a la dependiente entre tanto movimiento y curioseo, hace unos días entre tanta recomendación se salió del almacén y se fue a acostar en la banca que estaba afuera, y ya no quería levantarse porque dice que es un travesuro, y esto con cara de tristeza.
Ardua la tarea de educar con principios, con disciplina, con amor, y en libertad.
Comentarios
Publicar un comentario