“Y se formó la gozadera”, “Pa’ que
llora mamacita si así no se ve tan bonita, déjeme probar esa boquita que yo le
aseguro que de una se le quita”, “you look like a freaky dame cerebro y pinky”.
Cómo echar la culpa a niños, adolescentes
o jóvenes cuando el bombardeo viene de todos lados, sea determinante o no, la influencia
ambiental es grande, sí se va a requerir mentes fuertes para este embate de
profunda psicología y mensajes que ya ni siquiera son subliminales sino que se llegan
directo al ojo con movimientos frenéticos, y al oído en una mezcla de idiomas
para que no quede duda, ahora que por lo bajito disponemos de internet en todos
lados y llegamos a bilingües con inglés incluido desde inicial y nursery.
Y se formó al gozadera… y
aparecen un grupo cercano a la decena de infantes y niños hasta 12 años que
piden canciones como tiki tiki y pinki, que les hacen saltar de sus asientos y
cantar a voz en cuello porque parece ser la sensación del momento, y repiten y
repiten las jugosas letras que me remitieron a la filosofía, a la profundidad
de las palabras, al sentimiento expresado primero en poemas y después en
canciones; y las mamás son las que alientan y vitorean estas expresiones
artísticas.
Y ahí va otra: irrisorio me
resultó, fue en un viaje de dos horas en que un par de chicas, Rafa y Vale, y
un chico Nico se divertían entonando las frases que alcanzaban a atrapar de un
repertorio de tecno con letras en inglés que golpeteaba en la radio, llevaban
casi una hora en este intento hasta que se cansaron y la propuesta salió de la
Vale “ya papi pon algo que sí podamos cantar, como yo la conocí en un taxi.”
Lo bueno es que hace poquito
pudimos disfrutar una velada de guitarreada que también incluyó “En la feria de
Cepillín me encontré una guitarra” y “Pecos Bill fue un súper hombre en todo Texas”,
y “Mickey mouse”.
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