Conflicto de religiones



¡Y en micasa!
¡Y son mis pequeños los de la rivalidad!
¡Y eso que no participo en tomar inclinación por una u otra creencia!
¡Con razón tanto conflicto religioso!
Para muestra ya tengo un botón en mi mesa.

Me satisface sobremanera que hayan aprendido a agradecer por los alimentos, aunque no haya sido yo la que les enseñe, y me agrada aún más que provengan de dos escuelas diferentes, aunque las dos coincidan en el eje primordial; sin embargo dar cabida a otras creencias enriquece aún más; porque creo que no es tan importante profesar la religión correcta, sino tener buen comportamiento,  consideración al otro, respeto a la vida, proceder con ética y buenos principios, que esté presente el agradecimiento, la sinceridad, la honestidad, el fraternalismo, y en esta tónica podría seguir...

No tengo predilección de religión profesa, me gusta recordar que de niña, en mi casa era bien recibido el pastor evangélico, el testigo de Jehová, el cura, el hare krishna, el yogui, el mormón, el que se dice ateo, el poeta y el loco; nunca hubo falta de respeto, cada quien con sus ideas. La diferencia de verse, de vestirse, de presentarse, no era para hacer más o menos a nadie; yo no sentí conflicto alguno, todo era posible, todo encontraba cabida en este espacio mientras hubieran valores universales, como dije.

Y ahora se manifiesta la desaveniencia, en el corazón de mi hogar, de la mano de dos pequeñas almas en formación. Pero yo sigo en firme, rescatando el fondo, el significado de las palabras que toman diferentes sonidos pero en el fondo quieren expresar lo mismo: agradecimiento por los alimentos que ha sido posible llevar a la mesa y por el bienestar sentido, junto con las promesas de ser mejores cada día.




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