¿Por qué se enferman a la medianoche?
Al menos hay una ventaja, a esa hora la vía está libre y se puede llegar rápido a la emergencia de un hospital.
Al menos donde llegamos estaban separados los pacientes de pediatría de los demás.
Algo de sorpresa ver tantos casos de pequeños adoloridos con sus padres también adoloridos por no poder curarlos de inmediato, como en mi caso .Si supiera qué le pasa a chico Nico, me digo, aunque tiene una buena apariencia.
La emergencia tardó cerca de una hora en ser atendida debido a la gran afluencia de pacientes. Bien puesto el nombre -me vuelvo a decir- "pacientes" porque hay que tener a nuestro haber una gran paciencia para esperar y esperar todo tipo de facultativos que dan vueltas por aquí y por acá, y que no llegan a dar el esperado alivio.
Llenado de formularios, datos, historias, una y otra vez, porque eso sí, cada profesional viene armado con una hoja lista para llenar con datos de toda índole incluido el seguro que se tiene y el financiamiento, algo fundamental en la atención médica que sin duda el familiar del paciente tiene el tiempo suficiente para informar.
Sin duda hay que tener un punto de partida y verificación, llegan los análisis que se traducen en pinchazos que parecen doler más al que ve que al que siente la aguja, al menos cuando los casos son estos pequeños que no pueden expresarse en toda la extensión de la palabra.
Siguen más exámenes y hasta radiografías para verificar si el travieso paciente no se tragó algo indebido. Vamos ya como cuatro horas en las que la única "solución" ha sido una solución salina, parece que el objetivo es llenarle de agua el organismo hasta que se hinchen manos y pies lo cual efectivamente ocurre; el enano quiere agua para beber pero no se puede, al menos no como él quiere, un vaso lleno para tomar a sus anchas; la indicación es darle 5 ml cada vez, casi lo mismo que nada.
Después de ver y rever el mismo video en el celular está más que aburrido, quiere bajarse, subirse, treparse; pero tampoco hay cómo hacerlo. Al fin llegan los resultados de tanto análisis, con una buena noticia, no tiene nada extraño, todos los niveles están bien.
A estas alturas estamos más que cansados pero la incomodidad gana y no se puede conciliar el sueño, más visitas de los cambios de residentes, de turnos, de guardias que cumplen a rajatabla el no dejar pasar a los parientes que van a ver qué le pasa al guagua. Estamos agotados y sin tener ni diagnóstico ni solución. Un examen más, endoscopía dicen los facultativos con claro conocimiento que es lo debido. Como mamá sin autoridad que certifique un claro conocimiento de ciencias médicas me resgino a que le pongan anestesia total al pequeño para el examen de rutina que sí tiene sus riesgos (como todo), pero eso sí primero firmar papeles y papeles de descargo de responsabilidades a los expertos que realizan el procedimiento.
Cuatro horas más para dicho examen, media hora más para los resultados y otra buena noticia: no hay nada, está todo bien. Hay que mantenerle en observación son las únicas indicaciones sin que haya un vestigio de qué mismo le pasa.
Ya es un día entero sin comer ni beber, sin descansar. Queremos irnos a casa dado que no hemos tenido nada. Decisión tomada, nos vamos, por supuesto después de la cuenta que es como pasar vacaciones en el exterior una semana, pero no vamos al fin.
Ya en la salida mientras esperamos los últimos papeleos, con gran satisfacción el enano y yo nos tomamos unos buenos jugos con galletas de dulce felices de estar fuera de esta casa de salud, que por más señas es una de las más reconocidas de la ciudad.
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