Es un roedor!

Ni más ni menos, solo así se calma. Busca un rinconcito donde no ser molestado y se pone a roer todo lo que está al alcance de su mano, aunque a veces tenga que estirarse algo más para alcanzar cordones, zapatos, juguetes, y lo que yo más temo: papeles, cartulinas, revistas y libros.

Pese a la advertencia de dejar fuera de su perímetro de influencia este tipo de materiales, hay algo que llega hasta sus manos y termina en las fauces de dos afilados dientes.

Ya la ñaña le encontró un apelativo que le cae bastante bien en esta etapa, "parece haunssssster", dice, y más que nada, gracias a ella sigue con su roer, porque siempre queda olvidado algo por ahí...

A propósito de ocurrencias, otra que tuvo mi pequeña al mirarle con su flamante saquito nuevo, sonó así: "me gusta mucho su pelaje".

Comentarios