
Al menos tengo diez frascos a la fila, todos para ser administrados en el día. Y se van renovando periódicamente según las circunstancias (léase enfermedades, dolencias, molestias, malestares, comezones, etc, etc.). Aparte están las vitaminas y otros polvitos mágicos para el engorde. En total la suma se agranda, y no es que las prescripciones coinciden, y tampoco me conviene porque ya intenté dar en una sola tanda las dosis de una y otra poción como un batido de esos que venden en el mercado, con la agravante que se me devolvió todo y tuve que empezar de nuevo, esta vez dejando espacio entre cada menjurge.
Sería bueno que se invente una sola panacea, porque así con tantas provenientes de diferentes facultativos corro el riesgo no solo de confundirme sino de enredar mis escasos conocimientos medicinales y de vademecum, y lo peor de todo que no sepa cuál mismo fue el que les sentó bien. Lo cierto es que tengo frascos por doquier y algo, algo voy aprendiendo los nombres genéricos y su uso y desuso. La dosis, ya es otra cosa, porque conforme crecen los enanos va aumentando y aún no tengo la gracia de aprenderme a cuántas gotas toca por kilogramo de peso flaco.
Sería bueno que se invente una sola panacea, porque así con tantas provenientes de diferentes facultativos corro el riesgo no solo de confundirme sino de enredar mis escasos conocimientos medicinales y de vademecum, y lo peor de todo que no sepa cuál mismo fue el que les sentó bien. Lo cierto es que tengo frascos por doquier y algo, algo voy aprendiendo los nombres genéricos y su uso y desuso. La dosis, ya es otra cosa, porque conforme crecen los enanos va aumentando y aún no tengo la gracia de aprenderme a cuántas gotas toca por kilogramo de peso flaco.
Comentarios
Publicar un comentario