¡Mami tú eres bestia!


Sonó casi a un insulto, pero no, era solo la imaginación de mi pequeña, ahora ya no tan pequeña que se ve sumida en las historias de hadas, duendes, brujas, princesas, bellas y bestias.

A veces me pregunto si es correcto llenar su cabecita con todo este enjambre de seres angelicales, traviesos y hasta diabólicos.

A pesar de ser clásicos infantiles, los lindos cuentos de Disney, de los hermanos Grimm y de otros famosos, estereotipan al que es bueno y al que es malo, pero me pregunto yo: ¿lo hacen de manera correcta?

O lo que es más difícil de responder: ¿entiende mi pequeña lo que se espera que entienda?
En lo que a mí concierne, siempre me ha parecido más intrigante el papel de la mala, porque siempre es más activa, más creativa, se las ingenia para crear las situaciones, para armar planes de ataque y no solo permanecer en un estado pasivo como generalmente ocurre con el bueno o la buenita del cuento que se limita a defenderse. La mala tiene su encanto, y no se diga de las malas de las novelas, que generalmente son buenísimas o como diríamos "buenotas", mucho mejores que las protagonistas.

Así que si es por esto, no tengo ningún inconveniente ni objeción a la hora de ser "bestia", o la "bruja mala" de La Sirenita, o cualquier otro ser que generalmente se vista de negro.

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