No sé exactamente de dónde sacó la expresión que ahora se ha convertido en un llamado de atención, algo así como un medidor de censura, especialmente a las escenas de violencia de la televisión porque cada vez que alguien se cae por cualquier causa, escucho el Oh no! de mi Valentina, seguido de "se cayó".
El otro día coincidimos con una escena de la película animada Monster house, esa en que el árbol de fuera de la casa, o más bien dicho cuando las ramas se extienden como manos sobre el patrullero de los policías y luego el mismo árbol despoblado de hojas atrapa entre sus dedos al niño protagonista. El impulso fue quitar la escena o apagar la televisión, para que mi angelito no se vaya a impresionar porque no paraban las exclamaciones Oh no! el nino, Oh no! el carro, Oh no! cae...
Algo democrático fue preguntarle: le cambio?
-No, dijo tranquilamente.
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