La prueba del rebote


Todo se ha convertido en una pelota, no importa si son comestibles, adornos, ropa... Mucho más si tienen forma esférica, o sea, de pelota.

Ayer mismo en el supermercado se entretuvo haciendo rebotar una roja claudia. Al menos no estaba muy madura y pudo soportar el trato. Un limón, se convirtió en una pelota un poquito más grande y también tuvo su parte rodando por el piso mientras mi Valentina corría entusiasmada detrás de él.

Con este trabajo al que se ven sometidas todas las cosas que están a su alcance es mi obligación hacer la prueba del rebote a todo aquello que intento comprar.

En esta época, al menos, los bombillos le encantan, pero deben pasar mi prueba porque esos tan bonitos que parecen de cristal no serán mis elegidos sino más bien los coloridos, llamativos, redondos y resistentes, sobre todo esto último y mucho mejor si rebotan.

Así de simples adornos se convierten en elementos de juego y de alegría, en elementos dinámicos y no estáticos, y me encanta ver que mi enana ríe con ganas cuando hace la prueba del rebote.

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