Todo el discurso feminista de igualdad de género parece que va ganando terreno a todo nivel y a toda escala. Aunque las mujeres aún no tenemos ganados todos los puestos de trabajo y con las mismas remuneraciones que los hombres, seguimos en la lucha. Pero hay algo mucho más interesante que se da como diríamos “casa adentro”, porque ahora los papitos o papacitos, como quieran llamarles, tienen que colaborar en lo quehaceres de la casa; yo estoy convencida que es más de fuerza que de gana, pero lo hacen, al inicio algo mal y con la práctica van mejorando. Digamos que desde entretener a la guagua por unas horas al día, salir de compras, lavar los platos con agua caliente, aspirar y botar la basura. ¡Qué bueno es compartir todos esos quehaceres!
Y para que tengan un ejemplo, hay un papá que todos los días sin protestar sube al guagua a la parte de atrás de la bicicleta y se trepa la montaña para ir a dejarle y a traerle de la escuelita. Buen estado físico digo yo, porque el niño ya está crecidito y se ve que el padre hace su mejor esfuerzo. Me gusta que se les ve contentos a los dos, aunque en las grandes cuestas sí le hace bajar un ratito de la bicicleta para subir a pie. Pero el recorrido es bastante significativo, y el ejemplo digno de seguirse.

Y para que tengan un ejemplo, hay un papá que todos los días sin protestar sube al guagua a la parte de atrás de la bicicleta y se trepa la montaña para ir a dejarle y a traerle de la escuelita. Buen estado físico digo yo, porque el niño ya está crecidito y se ve que el padre hace su mejor esfuerzo. Me gusta que se les ve contentos a los dos, aunque en las grandes cuestas sí le hace bajar un ratito de la bicicleta para subir a pie. Pero el recorrido es bastante significativo, y el ejemplo digno de seguirse.


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