Pérdidas y revoltijo

Desde que comenzó a caminar todo lo que está a su nivel subió un poco más, las mesas, estantes y demás repisas de corta altura están limpias, nada que pueda tomar. Antes de tomar esta medida ya tuve algunas consecuencias: adornos y floreros rotos, piezas sin orejas y sin nariz, manteles y tapetes haciendo funciones de trapeadores.
Sin embargo, no todo es susceptible de quedar libre y fuera de su alcance. Algunos floreros permanecieron en su lugar y ahora están llenos de sus juguetes, aquellos que percibo perdidos por más de tres días. De igual manera los cajones de los veladores que están semivacíos de pronto aparecen con una particular mezcla de ingredientes: muñecos de peluche, esferos, pequeños cuadernos, algunas galletas, unos zapatos y calcetines a medio ensuciar.
Y eso solo por citar dos ejemplos. La gran variedad de escondites y lugares donde dejar sus cosas es inmensa, ni yo que la sigo constantemente acierto a encontrarlos todos.

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