Redondita


Más o menos mi Valentina se ve así, como en el dibujo. Su cabeza es redondita, el cabello corto gracias a la peluquera y a mí, que la llevo para que le igualen las mechitas; y su barriga, también es redondita, desde que nació, aunque por temporadas se infla o se desinfla gracias a la cantidad de comida que ingiere, o quizás por la cantidad de cariño que le doy.
La verdad es que el ponerla redondita es un reto para mí porque tiene tendencia a la flacura, así que me alegro muchísimo cuando descubro esas formas en su cuerpo. A su barriga yo le llamo tanquecito de combustible, porque es una necesidad llenarlo para que el resto del cuerpo tenga la energía suficiente para hacer toooooodas esas travesuras en las que pone su atención, esfuerzo y dedicación, auque esto último tampoco sea muy cierto, porque no es muy paciente que digamos, al menor obstáculo se dejan escuchar sus protestas en forma de gritos, mesada de cabellos o untada de comida en la cara y las orejas.
Pero volviendo a la redondez que para mi pequeña es sinónimo de belleza, buen trato, buena salud, alegría, etc.; para mí no lo es tanto, porque cualquier exceso que quiera parecerse a un rollito o una redondez en forma de boya, es lo más temido. En este caso lo bueno es evitarlo.
Divergentes apariencias para caracterizar a un mismo criterio. ¡C’est la vie!

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