La ropa

Cómo ha crecido. No es tan notorio para mí que la veo a cada instante pero sí se manifiesta con admiración en los amigos y familiares que no la ven tan seguido; pero sobre todo, lo que me hace notar el cambio es la ropa, los pantalones comienzan a mostrar los tobillos y las camisetas empiezan a tallar su redonda pancita, los vestidos que antes estaban bajo la rodilla ahora se han convertido en minis.
Haciendo una revisión, a la aún corta edad que tiene, su ropero requiere un cambio cada tres meses, algo que cualquier mujer quisiera, tal vez algunas lo logren, pero renovar toda la vestimenta cuatro veces en un año sí requiere inversión; pero la satisfacción está en estrenar la ropa y probar varios ‘looks’.
En el caso de la baby es una necesidad, solo que mucha de la ropa se va “quedando” no toda llega a estar literalmente acabada, porque apenas hay tiempo de ponérsela unas cuantas veces, pero otras, sobre todo las blancas sí llegan a verse viejas porque las manchas son algo que se le pegan fácilmente a la pequeña, más ahora que con sus ansiosos pasitos anda rastreando todo su alrededor.
Y del cambio, no se sabe con certeza cuantas veces al día habrá que hacerlo, apenas se llega a lavar toda una tanda de ropa y a dejarla planchada cuando el elefantito que guarda su ropa sucia ya está otra vez lleno.
Para tenerla siempre presentable llevo ropa de recambio dondequiera que voy, solo que ella queda pulcra, pero no sus acompañantes, ni qué decir de su mamá, o sea yo, porque no llevo ropa de recambio y a menudo quedo incluso más llena de comida con la pequeña que me da sus abrazos y me brinda gentilmente su comida.

Comentarios