
Una vez más que el tal Murphy tiene razón con sus leyes. No fue algo que no pudiera evitarse porque el tener todo en orden requiere su tiempo, solo que no me di un espacio estos días para el arreglo, por muchas razones (justificativos no faltan). Todo lucía hecho un chiquero, palabra que ensalza las cualidades del hogar de esos seres tan parecidos a los humanos. Y es verdad, aunque parezca difícil de ver, cierto que somos más altos y no tenemos piernas tan cortitas, pero parece que nuestro cuerpo es compatible con el de los porcinos, yo se de casos de quemaduras en las cuales hubo necesidad de poner otra piel y la ideal es la del cerdito; o de personas que necesitaron otro órgano o parte de él y lo obtuvieron de este animalito. Además está la variada gama de nombres que se le atribuyen, todos para un mismo espécimen: chancho, puerco, cochino, cerdo, marrano.
Por ser tan compatibles creo que hasta la gripe porcina se contagió fácilmente, aunque hasta ahora no entiendo bien como se dio el primer contagio.
Y volviendo a mi desorden un poco envuelto en papeles y restos de comida con que la pequeña colabora, ya está todo bien. Hasta ahora nadie viene a visitarnos.
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